Tratamiento Anti-envejecimiento
Con la edad y a partir de la cuarta década todas las hormonas van declinando, contribuyendo de forma significativa al decaimiento de prácticamente todas las funciones fisiológicas necesarias para la salud, contribuyendo a la aparición de las patologías típicas del envejecimiento.
A destacar:
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Melatonina. Hormona reguladora de los ritmos biológicos, facilita el sueño. Gran potencial antioxidante y función protectora del cerebro.
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DHEAs. También conocida como la hormona de la eterna juventud. Su declive favorece el deterioro inmunológico, el cáncer y los problemas cardiovasculares.
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Hormonas sexuales. Estrógenos, progesterona y testosterona, a diferentes niveles según sexo. La pérdida de estas hormonas, favorecen los problemas cardiovasculares, la demencia, la osteoporosis, la pérdida de masa muscular, el envejecimiento de la piel, impotencia sexual, pérdida de la libido, etc.
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Hormonas tiroideas. Responsables del metabolismo en general, su descenso produce un enlentecimiento general de las funciones fisiológicas. Es importante hacer una valoración en profundidad, descartando la causa autoinmune en múltiples cuadros de hipotiroidismo así como un posible déficit de distintos micronutrientes que pueden llevar a esta situación.
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Hormona de crecimiento. La gran hormona anabólica o reparadora. De ella depende nuestra capacidad de regenerar y sintetizar nuevos tejidos.
Múltiples trabajos, han demostrado cómo la suplementación de las hormonas deficitarias, no sólo alargan y dan calidad a la vida, si no que también poseen importantes efectos terapéuticos en múltiples patologías.
En Centro Soma nuestra propuesta es la siguiente:
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Estudio analítico de los diferentes niveles hormonales
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Valoración de riesgo de efectos secundarios
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Plan individualizado de
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Suplementación de hormonas bioidénticas, según resultados obtenidos.
¿Qué son las hormonas bioidénticas?
Las hormonas bioidénticas son hormonas sintetizadas en laboratorio a partir de productos vegetales que tienen la característica de ser exactamente iguales a las que producimos nosotros. A diferencia de la terapia hormonal clásica y los anticonceptivos hormonales que están compuestos por hormonas que derivan de animales y no son exactamente como las nuestras.